UN LEGADO IRREPETIBLE

CARLOS GARDEL fue un artista excepcional en todos los sentidos, siempre a la vanguardia de su tiempo en todos los aspectos que se refieren a su quehacer artístico. Si hablamos de su discografía podríamos decir que fue un suceso único e irrepetible en cuanto a la cantidad de registros realizado. Un fenómeno único, tanto por la calidad como por la magnitud de su obra.
Durante su carrera dejó plasmadas alrededor de 1.500 grabaciones (incluyendo los dúos con Jose Razzano y las versiones no editadas). Las primeras 15 fueron registradas en 1912. Luego hay un paréntesis y en 1917 reinicia su carrera discográfica que finaliza a principios de 1935. Teniendo en cuenta que entre 1931 y 1932 apenas si realizo unas pocas grabaciones, podemos afirmar que su actividad fonográfica se concentraría en tan sólo 15 años. Si un álbum discográfico actual, suele contener unas 10 canciones aproximadamente, al ritmo promedio de producción de Gardel equivaldría a lanzar un nuevo CD cada 45 días.

Y eso es apenas la punta del iceberg, pues la mayor parte de la carrera musical de Gardel ha permanecido en silencio, ya que no existen registros de sus innumerables actuaciones en vivo en teatros, ni de sus actuaciones en la radio, ni de sus audiciones privadas…

Diez años después de las primeras grabaciones comerciales de Enrico Caruso en el año 1902, Carlos Gardel hacía lo propio en Buenos Aires, dejando registradas en 1912 una variedad canciones criollas de distintos géneros.

Desde el inicio Gardel imprimió su sello en la música y en la propia idiosincracia de todo una cultura, que se completa cuando incorpora a su repertorio el tango canción. A través de las letras, la lírica, el lenguaje, el acento, los sucesos narrados por medio de su inigualable calidad interpretativa estaba creando mucho más que un nuevo tipo de música; estaba plasmando en sonido la expresión de una sociedad, creaba una identidad colectiva.

En ese entonces, Argentina era una usina cultural, económica y creativa. La primera emisión radial se produjo en 1920 y ya a mediados de la década los aparatos estaban en muchos hogares, lo que posibilita que Gardel se transforme en la mayor estrella de la radio vernácula. Su voz se transmitía en directo a miles de almas que se sentían emocionadas por las letras de los tangos que se hacían inolvidables en su voz y su inigualada interpretación.

En 1934 se convierte en el primer músico de la historia en cantar en vivo, desde Nueva York, mientras que sus músicos lo acompañaban con las guitarras en la otra punta del continente, en Buenos Aires. Lo hizo gracias a las ondas de radio, muchísimo tiempo antes de que existieran las conexiones vía satélite.

Magnitudes apabullantes y logros vanguardistas que se reducen a una anécdota, a un dato de color, cuando el oyente se rinde ante la irrefutable calidad de cada una de las grabaciones que son el único puente entre el arte de Gardel y nuestro tiempo. Interpretaciones que son siempre y sin excepción… superlativas.