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GARDEL Y LE PERA LA SIMBIOSIS PERFECTA

SUCESO GARDELIANO N°21 - 17/07/2020

GARDEL Y LE PERA LA SIMBIOSIS PERFECTA  

En la historia de Gardel hubo dos dúos importantes: el que integró en sus comienzos, junto al cantor José Razzano, y la pareja creativa que formó en los últimos años de su vida, junto al destacado poeta, periodista, autor teatral y cinematográfico Afredo Le Pera, que en condición de autoría de canciones y de filmes hispanoamericanos resulto un binomio más que exitoso, catapultando la imagen de Gardel al mundo. 

“Este Notable poeta del Tango injustamente no reconocido en toda su dimensión por los críticos del Tango; es uno de los más relevantes poetas de nuestra canción ciudadana”.

Oscar Mármol

Breve biografía

Si bien hubo muchas dudas sobre la fecha exacta de nacimiento del poeta y de su nombre completo, algunos historiadores e investigadores del tango creen haberlas despejado. Alfredo Le Pera había nacido con el comienzo del siglo, en la ciudad de San Pablo, Brasil, el 7 de junio de 1900. Sus padres eran migrantes italianos que llegaron al sur de América con la intención de establecerse en Argentina, sin embargo, la madre tuvo que hacer escala en Brasil porque estaba próxima a dar a luz. A los 6 meses, una epidemia de gripe que asolaba ese país, terminó de decidirlos a marcharse a Buenos Aires. El matrimonio Le Pera tiene en Argentina tres hijos más, dos varones y una mujer. Su padre, empresario aceitero de buen pasar, no tuvo inconvenientes en insertarse rápidamente en el mercado argentino como comerciante y sus hijos recibieron muy buena instrucción primaria y secundaria. Brillantes, inteligentes, los jóvenes Le Pera eran admirados y reconocidos por sus profesores. Uno de ellos, el conocido escritor y poeta Vicente Martínez Cuitiño refiriéndose al joven Alfredo, al evaluar un trabajo de Literatura que había solicitado, se deslumbro por el excelente trabajo de su alumno, reconoció su aguda inteligencia y con el tiempo fue elegido como el mejor alumno de la clase. Además, vinculó al joven Alfredo con los círculos literarios de la época, entre quienes había nombres como José Ingenieros, Alberto Vacarezza y José De Maturana, por mencionar algunos notables. Mientras se introducía en el campo de las letras, comenzó a estudiar piano en el conservatorio «La Salvia».

El encuentro 

El primer encuentro entre el cantante y el escritor se habría producido en la década del ’20, cuando Alfredo Le Pera, que escribía muy exitosas notas ácidas para la página de teatro en el diario Ultima Hora, tuvo la infeliz idea de hacer una crítica negativa sobre un joven cantor que cantaba a dúo canciones camperas al final de las obras teatrales. Al día siguiente Gardel se presentó en la redacción para increparlo y Le Pera, con una verba magistral convenció al reclamante que no había habido una intención aviesa, sino que más bien se trataba de un comentario constructivo. Carlos se sintió satisfecho con la explicación, le tendió su mano y se marchó, sin pensar que las vueltas de la vida los encontrarían 10 años más tarde en Paris y sellarían una sociedad que se consideraría como el ensamble perfecto entre un cantor y un poeta. 

Izquierda: Afiche debut del Dúo Gardel – Razzano en Teatro Novedades, Córdoba, 20 de julio de 1914.  Derecha: Dúo Gardel – Razzano 1917. 

El recordado actor Tomás Simari , el hombre de las mil voces, en sus memorias ¡Mi historia la escribo yo!, especula con que posiblemente fue él quien los presentó en el año 1923 en Buenos Aires: “Corría el año 1923. Tenía para mi administración a un jovencito reconcentrado y muy inteligente, que mientras llenaba los bordereaux, escribía letrillas de tango. ¿Su nombre? Alfredo Le Pera. Me acompañaba también en pleno éxito de su trayectoria, la cancionista Azucena Maizani que allí justamente hizo gala de su amplio repertorio, con la emoción de su personalidad. Representamos en tarde de lluvia torrencial, sobre chapas que captaban apenas el eco, El casamiento de Chichilo. Llegó Carlitos Gardel y así conoció en el Teatro de Verano al gran pibe Alfredo Le Pera».

Lepera comenzó a interesarse en algunos aspectos de la vida noctámbula y sentimental de Buenos Aires, que inspirarían diversos perfiles de sus futuros argumentos en guiones y canciones. Muy joven aún; se enamoró perdidamente de una de las artistas que trabajaban en el reparto de su comedia, Aída Martínez y compro un departamento en la Calle Corrientes y Uruguay donde instalaría su nido de amor. Pero la joven enfermó gravemente y falleció para desconsuelo del poeta; le Pera juró no enamorarse más, pero buscaba el olvido en compañía de mujeres bonitas que le ofrecían cariños pasajeros. A pesar de tenerlo todo, juventud, dinero y reconocimiento en un ambiente donde para perdurar hay que tener talento, se volvió parco y taciturno; el golpe había sido demasiado grande.

Se cuenta que en el año 1927 estaba muy metido en el ambiente teatral, a tal punto que con el empresario Mariano Hermoso viajan al Viejo Mundo, para adquirir nuevo vestuario y decorados para actualizar la escenografía de las obras que montaban. Agudo observador del modernismo, comprobó en su estadía en Paris que los integrantes de la sociedad parisina en sus habituales paseos se exhibían con perros de raza, más precisamente, galgos rusos o borzoi, y pensó que las clases pudientes de Buenos Aires, tendientes a imitar la moda francesa, serian clientes seguros, deseosos de estar con el último toque de la moda nacida en la ciudad Luz. Adquirió 30 perros galgos rusos, los embarcó en el vapor que los traería de vuelta al país, pero el cambio de clima y el agotador viaje, hizo que la mitad de los canes murieran en el trayecto, malogrando su proyecto de venderlos a las familias de clases acomodadas a buen precio, pero, seguramente, este hecho lo inspiró para incluir a dos hermosos galgos borzoi en la filmación de “Tango bar.

Entre 1927 y 1930 Le Pera combinó su trabajo en los diarios y en los escenarios. De regreso a Buenos Aires, partió a Chile con el empresario Mario Benard que apostó para llevar el tango a ese país a través de una revista. En esa obra actuaba la cancionista Tania, casada con Enrique Santos Discépolo. Fue allí donde Le Pera y Discepolín se encuentran y componen «Carrillón de la Merced», un tango de antología y primera letra de tango que escribió Alfredo.

Según la mayoría de los historiadores del tango, la relación artistica entre ellos se comenzó a cimentar recién en 1931, en París, a instancias del periodista Edmundo Guibourg. Ese año Gardel se encontraba filmando y actuando en esa ciudad, mientras Le Pera trabajaba en la sede francesa de la compañía cinematográfica Paramount, donde subtitulaba películas del inglés y del francés al español y viceversa. 

A mediados del año siguiente comenzaron a trabajar juntos sin imaginar que estaban iniciando una amalgama que produciría un antes y un después en la vida de ambos. En una primera etapa, contaron con la colaboración del letrista ítalo-argentino Mario Battistella, que ya venía ligado al cantante, pero al fin, Alfredo quedó de forma exclusiva.

El primer trabajo en equipo fue para la película Espérame, producida por Paramount, en Saint Maurice, Francia, co-protagonizada por la actriz española Goyita Herrero, dirigida por Louis J. Gasnier. Las canciones interpretadas fueron: «Por tus ojos negros», «Estudiante», «Me da pena confesarlo» y «Criollita de mis ensueños». 

En los guiones intentaron que Gardel se representara a sí mismo, tal como era en la vida cotidiana, canchero y tierno a la vez, reo, gentilhombre, enamorado y derecho. Homero Manzi censuró aquella suerte de estereotipo rioplatense; el público hispano, en cambio, la aprobó por unanimidad. 

Le Pera aportó el guión para la película Melodía de arrabal, dirigida por el francés Louis J. Gasnier, que constituye la última de la serie de películas francesas de Gardel realizadas por la empresa estadounidense Paramount en sus estudios de Saint Maurice. La película fue co-protagonizada por la actriz argentino-española Imperio Argentina y el actor argentino Vicente Padula. Gardel y Le Pera componen los temas “Melodía de arrabal”, “Silencio”, “Cuando tú no estás” y “Mañanita de sol”, este último interpretado dúo en el film con Imperio Argentina. El largometraje fue estrenado el 5 de abril de 1933 en el Cine Porteño de Buenos Aires.

Le seguiría el cortometraje «La casa es seria «, también con Imperio Argentina. El dúo aporta dos hermosas canciones: «Recuerdo malevo» y «Quiéreme», esta última nunca fue grabada en disco.

Izquierda: Alberto Castellanos, Terig Tucci, Carlos Gardel y Horacio Pettorossi. Derecha: Foto tomada en New York, en 1934, durante la filmación de “Cuesta Abajo”. De derecha a izquierda: Carlos Gardel, Mona Maris, Alberto castellanos; (de pie) Alfredo Le Pera y Carlos Spaventa. 

A fines del año se instalan en Nueva York para comenzar la producción de «Cuesta abajo», siempre con guión de Alfredo Le Pera y protagonizada por El Zorzal. Esta vez junto a la bellísima Mona Maris, Gardel se luce con los temas: «Amores de estudiante», «Por tu boca roja», «Criollita decí que sí», «Cuesta abajo» y «Mi Buenos Aires querido».

Las responsabilidades que Le Pera había asumido en su asociación con Gardel —además de su labor creativa, libretos, letras— ahora incluían administración, contaduría de libros, correspondencia, etc., que caían pesadamente sobre sus espaldas.

En una de las anécdotas contadas por Terig Tucci, confesaba lo exigente y perfeccionista que era el artista. En el corto tiempo que Gardel estaba ausente, Le Pera y Tucci trabajaban de sol a sol. Los argumentos para «El día que me quieras» y «Tango Bar», progresaban satisfactoriamente. No así las ideas para las canciones, el lugar en que debían aparecer, el carácter de la letra, que dependían enteramente del arbitrio de Gardel. Esto era lo más difícil de la labor; Le Pera tenía que escribir a veces una docena de letras antes de que Gardel le diera su conformidad. Lo mismo ocurría con los cambios en la música hasta último momento. Las exigencias de Gardel eran inconcebibles. Una anécdota de las primeras reuniones de trabajo entre Gardel y Le Pera cuenta que el cantor se quejaba de que el letrista no captaba su estilo. «Tenés que escribir a mi medida», le dijo Gardel. Le Pera tomó la queja con humor: «Carlos, vos no necesitas un letrista. Necesitás un sastre».

Luego de terminar de filmar “Cuesta Abajo” y “El Tango en Broadway” Gardel se tomó un breve descanso, viajó a Francia y pasó a visitar por unas horas a Bertha Gardes, Toulouse. Desde París le escribió una carta a Alfredo, quien se había quedado en New York para encargarse de los negocios y ocuparse de la mudanza del Beaux Arts Apartmanents y el Middletowne, donde le pedía que se prepare para el sketch de “cazadores de Estrellas” que se iba a filmar en breve. 

Tras la partida, Le Pera se dispuso a trabajar con más sosiego (y mejores resultados) al sentirse libre de la constante interrupción de Gardel. Los argumentos de la tercera y cuarta película, «El día que me quieras» y «Tango Bar», aunque incompletos todavía, se perfilaban como los mejores libretos que se habían escrito hasta entonces para nuestro artista. Sobre todo «El día que me quieras», cuyo intenso argumento le proporcionaba magníficas situaciones líricas y dramáticas, para canciones como «Sus Ojos se Cerraron» y la canción homónima de la película que Gardel interpretaba con tanta efectividad. La eterna búsqueda de libretos buenos, argumentos utilizables, tenía a nuestros amigos bastante preocupados. Los directores de la Paramount, encantados del soberbio éxito de «Cuesta abajo» y «El tango en Broadway», estaban dispuestos a rodar películas con Gardel hasta el día del juicio final, lo que era perfectamente natural, pues habían resultado magníficos triunfos artísticos y económicos.

El 28 de diciembre de 1934 en Nueva York, se estrena la película El tango en Broadway, con el guión de Alfredo Le Pera, que también aporta la poesía en las canciones «Rubias de Nueva York», «Golondrinas», «Soledad» y «Caminito soleado», magistralmente cantadas por Carlos Gardel, quien protagoniza el film junto a la sevillana Trini Ramos.

En 1935 llega el film El día que me quieras protagonizado por Gardel, la madrileña Rosita Moreno y Tito Lusiardo, con guión de Alfredo Le Pera, y música de Terig Tucci, quien tenía la tarea de preparar el material musical y escribir los temas que interpreta Carlitos: «Sol tropical», «Sus ojos se cerraron», «Guitarra, guitarra mía», «Volver», «Suerte negra» (en trío con Lusiardo y Manuel Pelufo) y «El día que me quieras», con final a dúo con Rosita Moreno. Fue estrenada el 5 de julio de 1935 en La Habana, Cuba.

Carlos Gardel durante el rodaje de la película “El día que me quieras”, para la compañía Paramount, Nueva York, 1935. 

Llegamos a la última película que protagoniza Carlos Gardel, Tango Bar, con guión de Alfredo Le Pera y co-protagonizada por Rosita Moreno, Enrique de Rosas y Tito Lusiardo. Donde Gardel deja para la posteridad “Por una cabeza”, “Los ojos de mi moza”, “Lejana tierra mía” y “Arrabal amargo”.

Al terminar el rodaje de las cuatro películas, Terig Tucci preparó el material musical para su publicación, corrigió las pruebas de la edición final y reorquestó algunas de las canciones, para que fueran grabadas en discos. 

Carta de Carlos Gardel a Alfredo Le Pera desde Paris.

Tras el nuevo contrato que Gardel había firmado con el sello Víctor en el mes de marzo del año 35, la publicación de todas las canciones de sus películas en discos fue anunciada en un mensaje grabado junto a Alfredo Lepera, promocionando la próxima gira por Centroamérica.

El 28 de marzo daba inicio la que sería su última gira que abarcaría Puerto Rico, Antillas Menores (Curazao y Aruba) y varias ciudades de Venezuela y Colombia y que debía continuar hacia Panamá y Cuba para concluir finalmente en México, antes de emprender el regreso a Nueva York, interrumpida por el trágico accidente que malogró la ilusión y los sueños de millones de gardelianos. 

La muerte agazapada los estaba esperando en Medellín; un accidente aéreo terminó con sus vidas y las de otros pasajeros y pilotos, el 24 de junio de 1935. En esa tragedia también fallecieron los guitarristas Guillermo Barbieri y Ángel Domingo Riverol.

Tal vez quien mejor describió la muerte de Gardel, haya sido el poeta Raúl González Tuñón: “El pueblo lo lloraba, y cuando el pueblo llora, que nadie diga nada, porque está todo dicho».

Alfredo Le Pera, fue unos de los poetas más importantes de la historia del tango; sus canciones y guiones cinematográficos incidieron notablemente en la consagración internacional de Carlos Gardel, y contribuyeron en su evolución. El cine finalmente lo convirtió en uno de los personajes más representativos del sentir rioplatense de todas las épocas.

Las letras de las canciones que Le Pera compuso para Gardel —en las que la influencia de Amado Nervo es muy marcada— se adecúan magistralmente al personaje; si como poeta no alcanza el vuelo de Manzi, ni la profundidad de Discépolo, ni la porteñidad de Romero, ni el cancherismo de Celedonio Flores, resplandece en cambio en algunos hallazgos poéticos inconfundibles de su estilo: “sentir, que es un soplo la vida, que veinte años no es nada…”; “siempre se vuelve al primer amor…”; “sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando…”; “amores de estudiantes, flores de un día son…”; “mi Buenos Aires querido…”; “golondrinas de un solo verano…”; “la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser…” y otros reconocibles aciertos que constituyen un ingrediente poco estudiado pero muy propio de la letrística tanguera, utilizado con notable sabiduría por Enrique Cadícamo, entre otros. En todo caso, el decoro de su escritura literaria no muestra ninguna grieta. Aníbal Troilo manifestaba en 1970 en un reportaje de Jorge Miguel Couselo: «Le Pera escribía y Gardel cantaba. La voz de Carlos no sabía de fronteras. En cuanto a Le Pera, su mérito era meterle lo nuestro a quienes no nos conocían. ¿Qué te parece ‘Melodía de arrabal’ o ‘Volver’? ¿Y ‘Mi Buenos Aires querido’? Hay que recordar que no fueron estrenados en la calle Corrientes sino en París o Norteamérica”.

Su modo de escribir tangos, insertando a veces vocablos o frases provenientes del habla coloquial rioplatense, daba romanticismo y vigor a sus composiciones. Tenía muy claro en tal sentido, que todo es fruto del talento y la dedicación. 

La poca paciencia que mostraba en ocasiones, consecuencia de su enorme contracción puesta en el trabajo para concretar la colosal obra realizada en menos de cinco años, le dieron un cierto descrédito que otorgó un sello descomedido a su carácter, al que señalaban hosco y agrio.

Rafael Flores recuerda una ilustrativa anécdota que vivió con un noble italiano con quien había acordado una entrevista. Impaciente éste por unos minutos en que debió esperarlo, le espetó: «Quiero que sepa usted que está en presencia de Pedro Juan Ramón de los Llanos, Conde de Sicilia y Ladrón de Guevara». Le Pera, sin distraerse de lo que estaba escribiendo, respondió: «Entonces, arrime media docena de sillas y siéntese.»

La relación entre escritor y cantante fue de cordialidad y confianza mutua. Una profunda amistad se fue tejiendo a través del intenso trabajo compartido. El Zorzal siempre elogiaba en público y en privado al notable poeta brasileño. Se mantuvieron unidos durante un período de sus vidas plagado de cambios, desafios y presiones constantes. Afrontaron múltiples dificultades que les llevaban a tener algunas desavenencias, como ocurre en toda relación humana. Gardel contaba jocosamente las peleas entre Castellanos y Lepera y Terig Tucci en su “Gardel en New York”, hace referencia a furibundas disputas que hacían las delicias de los espectadores.

Foto izquierda: Tito Lusiardo, Carlos Gardel y Alfredo Lepera en New York.

Pasaron 85 años de la partida de ambos artistas. Gardel sigue eterno en el alma popular, la voz invicta, la sonrisa grande, entradora y canchera, siendo el continuo sinónimo de «lo mejor». Le Pera, con su seriedad y silencio, siempre asociado al nombre del gran ídolo, fue la pluma fecunda que contribuyo a sostener su éxito y a construir el mito de Carlos Gardel, el amigo fiel que cuando tenía sólo 35 años ató su destino eterno al suyo en la hoguera de Medellín.

JOSE ÁNGEL L. VALLE / WALTER SANTORO

Para la Fundación Internacional Carlos Gardel

 Queremos agradece el aporte significativo de Marcelo Martínez y Martina Iñiguez para esta nota.

(*) Autor es historiador del tango, escritor, productor cultural. Director del Festival Nacional de tango «Carlos Di Sarli » de Bahía Blanca.  

http://www.dandyproducciones.blogspot.com.ar/

«Vive de tal manera que, cuando tus hijos piensen en justicia, cariño e integridad, piensen en ti.»